La revista Sábado de El Mercurio publicó hoy: Un año postrado por culpa del Covid, que es la historia de Gonzalo Hernández, un machalino quien vivía de forma tranquila junto a su familia. Pero todo se vino abajo cuando, por un regalo del trabajo, Gonzalo viajó a Londres y llegó a Chile contagiado de Covid-19. Convirtiéndose en el primer caso en la región de O´Higgins, lo que provocó que la familia fuera víctima de acoso y ataques por medio de redes sociales. Actualmente, la casa está convertida en una UCI.
Gonzalo Hernández era un exitoso vendedor de la automotora Pemarco de Rancagua. Por su buen rendimiento, General Motors, le obsequió un viaje a Londres en febrero de 2020, cuando la pandemia recién comenzaba a azotar en Europa.
Consuelo Salinas, la esposa, cuenta a la revista Sábado, que su marido le ofreció irse con él de viaje, pero ella por razones de trabajo no pudo. Pues, Consuelo estudió enfermería y también tiene un título en Educación Parvularia, por lo que, pronto iba a comenzar sus clases.
El 10 de marzo de 2020 Gonzalo volvió con síntomas de resfrío, los cuales se atribuyeron a los cambios de temperatura, ya que en Londres era invierno y en Chile verano. Cuando comenzó a presentar fiebre fue a una clínica a consultar, el resultado fue positivo por Covid-19. El 18 de marzo Juan Manuel Masferrer, el entonces superintendente de O’Higgins, entregó la noticia de que había un primer contagiado en la región. Ya había 238 contagios en el país y ese mismo día el Presidente, Sebastián Piñera, anunciaba el estado de excepción constitucional.
Fue cosa de tiempo para que el acoso por redes sociales comenzara. La dirección donde vivían, los nombres de la esposa e hijo, lugar de trabajo y estudio empezaron a publicarse en redes sociales. La familia, además de haber estado pasando por la enfermedad, tuvo que aguantar insultos de personas desconocidas e incluso anónimas, que amenazaban cobardemente detrás de una pantalla. Tuvieron que emitir un comunicado pidiendo parar “la caza de brujas”, como lo cuenta la revista Sábado.
Pasaron tres meses donde Hernández estuvo en UCI en un recinto de Rancagua. En julio fue trasladado a la Clínica Los Coihues de Santiago. Salinas cuenta que su esposo estuvo tres meses ahí. Un día la fisiatra le dio la terrible, pero esperada noticia, entre lágrimas le dijo que Hernández estaba desahuciado.
Aunque la clínica quería dejarlo ingresado, la Isapre se opuso y en su lugar pagaron un homecare, que es tener una UCI en casa. En octubre Hernández llegó a su casa, donde convirtieron rápidamente la habitación matrimonial en una sala de cuidados intensivos. El costo mensual es de 13 millones, se paga con el plan de salud que tenían contratado y múltiples seguros.
Hace cuatro meses Hernández sufrió una convulsión intensa que ocasionó un accidente cerebrovascular. Una de sus enfermeras explica que él se encuentra en fase cuatro, donde comenzarán a fallar sus riñones, corazón y, posteriormente, sus pulmones. La familia asegura que, si tuvieran la opción, jamás aceptarían la eutanasia. Él siempre les entregaba lo mejor y ellos esperan que su muerte sea cuando deba ser.
Consuelo cuenta a la revista Sábado que, todas las mañanas va a su pieza y le dice: “Te amo”, eso la deja tranquila.
Foto: Referencial